{Adiós, Diógenes} Deshacerse de la ropa vieja (y no tan vieja)

El blog ha estado a punto de morir al nacer, pero no. Tengo un montón de borradores y no encuentro momento para escribirlos, pero he dado con uno y espero sacarle provecho.

El tema con el que quería empezar tiene mucho que ver con la primavera, pero para mí ha estado motivado por la mudanza que hicimos hace unos días semanas meses (?!?!). El piso nuevo tiene muchas ventajas respecto al anterior, pero una de ellas no es el espacio en los armarios. O sí, según se mire. Porque antes teníamos tres armarios empotrados de tres hojas que nos permitían guardar un montón de cosas que no necesitábamos y aun así nos quedaba espacio. Uno va acumulando más y más cosas siempre que haya sitio. No es que ahora tengamos un espacio ridículo, ni mucho menos, pero lo que está claro es que no podemos seguir conservando tanta ropa. Así que no nos quedó más remedio que dedicar una tarde a sacar todos los trapos y mirarlos sin piedad: lo que nos quedaba bien, nos gustaba y seguíamos usando, se podía quedar. Todo lo demás fuera.

Estuve investigando qué se podía hacer con tanto trapo. Al final, hicimos tres montones:

  • Ropa con poco uso, actual: para vender.
  • Ropa en buenas condiciones, pero algo pasada de moda: para caridad.
  • Ropa gastada (sobre todo, ropa interior, calcetines y camisetas): para reciclar.

A estas alturas, todavía tengo la mayor parte de las bolsas en un pasillo (#vergüenza), pero aun así quiero ir contando el proceso para cada montón en próximos artículos. Así que otro día, más (esperemos :P).